Su nombre ya lo dice todo: el conejo azul de Viena proviene de Austria. No solo es precioso por su brillante pelaje...
¿POR QUÉ MI PERRO NO DEBE JUGAR CON PIEDRAS?
INTRODUCCIÓN
Aunque es una costumbre aún muy extendida, una piedra no es un `juguete´ adecuado para el perro. A veces estamos en el parque y para que nuestro perro corra y se entretenga, le tiramos algo que tenemos a mano: piedras o palitos. El perro se puede acostumbrar muy fácilmente a esta rutina, que puede ser extremadamente peligrosa para su salud.
¿POR QUÉ MI PERRO JUEGA CON PIEDRAS?
Por costumbre, ya que generalmente la causa principal de esta conducta es el hábito: a los cachorros les gusta mordisquear y jugar con cualquier objeto que encuentran en la calle como palos, piedras o ramas, y muchos propietarios creen que el el juego de tirar la piedra para que el perro la traiga no entraña peligro para su mascota. Además, es un tipo de juego que puede volverse "obsesivo" para el perro.
CONSECUENCIAS DE QUE MI PERRO JUEGUE CON PIEDRAS
Las consecuencias de dejar que nuestro perro juegue con piedras son las siguientes:
OBSTRUCCIÓN INTESTINAL: La obstrucción intestinal en perros se da cuando un cuerpo extraño u objeto, bloquea el intestino de tu mascota, impidiendo el tránsito digestivo normal en su organismo. Esto puede causar graves problemas en la salud de tu perro como hemorragias, necrosis del intestino, septicemias y perforaciones, por lo que es necesario que lo lleves con urgencia a tu médico veterinario de confianza. Las causas más factibles de obstrucciones intestinales son: piedras, pedazos de pelota, trozos de comida o cosas demasiado grandes que no puede digerir, bezoares (bolas de pelo, comida...), cicatrices post cirugía y cáncer de colon.
INFECCIONES BUCALES Y DIGESTIVAS: No sabemos qué tiene una piedra en la superficie ni con qué ha estado en contacto: heces, orina, parásitos, microorganismos, pesticidas... Por lo que las infecciones bucales o digestivas son frecuentes.
DESGARROS: Las piedras no son todas cantos rodados, lisos y suaves sino que muchas cuenta con bordes y esquirlas muy afiladas que pueden producir cortes o desgarros en las mucosas de la boca, la lengua, las encías o la garganta. Desgarros que no solo son complejos y molestos de curar al ser una zona delicada y en constante roce y humedad, sino que puede ser una puerta abierta para muchos microorganismos.
FRACTURAS Y PÉRDIDAS DENTALES: Las fracturas dentales son muy comunes en los perros que juegan con piedras o se las comen. Los dientes y mandíbulas de los perros son muy fuertes y resistentes (mucho más que las de los humanos) pero tiene un límite y no están hechos para partir piedras ni tener un contacto constante con ellas. En el caso de que nuestro perro se fracture un diente no solo sufrirá un gran dolor sino que nos veremos obligados a extirparlo con el consiguiente gasto veterinario, en los peores casos puede ir acompañado de rotura de la encía o fisuración de la mandíbula.
ASFIXIA: Si la piedra (o incluso la pelota) con la que juega es demasiado pequeña para nuestro perro esta puede deslizarse por la lengua y terminar obstruyendo la garganta, lo que se traduce en un peligro mortal para nuestro perro en el que tendremos que actuar extremadamente rápido para sacarla con los dedos o practicar métodos físicos para ayudarle a expulsarla (maniobra de Heimlich). En los peores casos donde no sepamos hacer la maniobra o la piedra esté demasiado lejos para alcanzarla podemos perder a nuestro perro.
¿CÓMO EVITAR QUE MI PERRO JUEGUE CON PIEDRAS?
NO LE ENSEÑES A JUGAR CON ELLA
Esta es la regla de oro, la más rápida y fácil. Si no se le enseña a jugar con ellas nuestro perro no mostrará (generalmente) interés por las piedras.
INTERRUMPE LOS JUEGOS DE "LANZAR Y TRAER"
Algunos tutores se preguntan si no pueden sencillamente sustituir a las piedras por una pelota y seguir jugando con su mejor amigo. Y la respuesta es: ¡NO! Al menos en este primer momento, cuando la obsesión de tu perro está en su máxima expresión, reemplazar el objeto de la obsesión (en este caso, las piedras) no es suficiente ni eficaz para tratar la causa del comportamiento obsesivo.
El objetivo final no es hacer que tu perro se olvide las piedras, porque ello sería imposible, sino trabajar para que lo que hoy es un comportamiento obsesivo en relación al juego de “lanzar y atrapar”, pueda convertirse en una actividad saludable y lúdica.
BUSCA AYUDA PROFESIONAL
Tratar las conductas obsesivas en los perros no es nada sencillo, y la mayoría de los tutores no tiene suficiente conocimiento sobre la genética, el organismo y el comportamiento de los perros para conducir el tratamiento que sus peludos necesitan. Por ello, recomendamos que busques la ayuda de un veterinario etólogo o un educador canino con estudios comprobables en etología canina, pues estos profesionales podrán establecer las pautas de tratamiento y manejo más adecuados en función del comportamiento y las necesidades de tu mejor amigo.
CONCLUSIÓN
La obsesión de los perros por las piedras es un comportamiento complejo con múltiples causas posibles. Sin embargo, con el enfoque correcto, es posible manejar y eventualmente eliminar este hábito peligroso. La clave está en entender la causa de la obsesión y trabajar de manera proactiva para proporcionar alternativas saludables y seguras que satisfagan las necesidades instintivas y emocionales de tu perro.
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