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DIFERENCIAS ENTRE LA RATA "SALVAJE" Y LA RATA "DOMÉSTICA"
INTRODUCCIÓN
Aun siendo iguales desde el punto de vista biológico, la rata “salvaje” y la rata “mascota” son muy diferentes entre sí y es un punto importante a tener en cuenta cuando nos adentramos en el mundo de las ratas, bien porque tenemos intención de criarlas e ir a exposiciones, o queremos dedicarnos al rescate y posterior puesta en adopción de estos simpáticos animales.
Ante todo tenemos que tener en cuenta que los animales domésticos han sido (y son) seleccionados durante mucho tiempo (décadas, siglos o milenios en algunos casos) para convivir con el ser humano, beneficiándose ambos de esta relación.
¿CUÁLES SON LAS DIFERENCIAS?
Una rata “salvaje” (esas que viven en las ciudades, subterráneos o campo abierto), no es ni podrá ser nunca un animal doméstico, una “mascota”; ¿por qué?
Como hemos comentado antes la selección del temperamento en los antepasados es muy importante, cosa que no pasa en las ratas “salvajes”, siendo, por regla general, animales extremadamente agresivos y predadores, habiendo más de un caso de gente de buen corazón que, queriendo ayudar a esa rata que encuentra en la calle, la lleva a casa y sucede el desastre: “Hibridaciones” con ratas “mascota”, ataques, muertes e incluso canibalismo por parte de la rata “salvaje” hacia las demás.
En el caso de las “hibridaciones” (no siendo la palabra más acertada), tenemos constancia de un caso en el que esas mismas crias surgidas de un cruce accidental, al llegar a la edad adulta se mataron entre ellas, cosa que es muy, muy rara que pase en las “domésticas”. En este caso los instintos y temperamentos heredados del padre “salvaje” primaron sobre la cuidada selección del de la rama “doméstica”.
Por otro lado tenemos la parasitología y las enfermedades de las que las ratas “salvajes” suelen ser portadoras. A diferencia de las ratas “mascota” las “salvajes” no llevan un calendario de desparasitaciones o seguimientos de ningún tipo; los parásitos como pulgas o garrapatas pueden ser transmisoras de enfermedades como el tifus, la peste o la erliquiosis. En este caso las ratas “salvajes” no son las culpables, son los parásitos, pero ellas serían el “vector” (el medio de transmisión) para llegar a los humanos y otras especies animales. En lo que respecta a las enfermedades que pueden transmitir podemos encontrar salmonela, leptospirosis, hantavirus o la enfermedad de Weil (pudiendo transmitirse también a través de los ratones “salvajes”); estas enfermedades pueden adquirirse de las siguientes maneras:
—CONTACTO DIRECTO: Tocando orina de rata/ratón “salvaje” o una superficie que haya tenido contacto con esta.
—ALIMENTOS CONTAMINADOS: Estos pueden contaminarse ante el contacto con roedores afectados o portadores de dichas enfermedades, en el caso de que encontremos restos de heces en los cajones o despensas debemos vaciarlos por completo, limpiar a fondo y realizar una inspección profunda de todos los envases, descartando todos aquellos que estén mordisqueados, ya que podemos estar frente a una infección.
—AIRE CONTAMINADO: En el caso de que tengamos que acceder a lugares cerrados (áticos, desvanes, bodegas…) que no son visitados frecuentemente debemos acceder con mascarilla y procurar ventilar durante mínimo una hora, ya que los vapores de la orina o el polvo puede quedar suspendido en el aire.
—HERIDAS ABIERTAS: Si tenemos una herida que todavía no ha cerrado y entra en contacto con la orina de un roedor infectado podemos exponernos a una situación grave.
Es por estas razones que debemos abstenernos de tener contacto a sabiendas con ratas “salvajes”, ya que no solo son un peligro para nosotros sino para nuestras propias ratas. Las plagas de ratas “salvajes” también son un peligro medioambiental y desde el punto de vista de la salud por las razones anteriormente mencionadas, en este caso las colonias de gatos urbanas “CES" (Captura -> Esterilización -> Suelta) tienen un papel muy importante, así como los gatos que viven en estado de semilibertad o total en zonas rurales, ya que mediante la caza evitan su reproducción incontrolada.
¿QUÉ HACER SI ME ENCUENTRO UNA RATA ABANDONADA?
Lo primero que tenemos que asegurarnos es que se trata de una rata doméstica; no son pocas las peticiones de ayuda que reciben las protectoras dedicadas a la acogida de este tipo de animales y, en verdad, se tratan de ratas silvestres que simplemente están viviendo su vida. En el caso de que sea una rata salvaje lo primero que tenemos que hacer es no intervenir ni molestarla a no ser que esté en una situación de peligro real (heridas, enfermedad…); de normal, una rata salvaje en buen estado huirá al vernos.
Para cogerla nos pondremos unos guantes gruesos y utilizaremos una manta o paño (también de cierto grosor) y la introduciremos en un transportín o caja que mantendremos lo más oscuro posible, de esta forma el animal estará tranquilo y evitaremos que pueda estresarse más de lo que ya pueda estar. Tras la visita al veterinario (y si no tiene que quedar ingresada) pondremos a la rata en una habitación a parte en la que no entre nadie más que nosotros, manteniendo el mínimo contacto con ella (el justo para alimentar, limpiar o curar) y tomando todas las medidas de higiene necesarias, entre ellas guantes y mascarilla (algunas personas añaden gafas de protección para evitar el contacto con los ojos de los vapores, polvo o restos que puedan volar).
Una vez que el animal se haya recuperado NUNCA debe permanecer en cautividad, sino que será soltada en el mismo lugar donde la encontramos al ser su “zona de confort”, ahí donde se sentirá segura y sabrá guiarse para volver con su familia.
En el caso de encontrarnos con una ratita lactante o una camada nunca debemos tocarlas, lo más probable es que la madre esté cerca, vigilando nuestros movimientos y esperando el momento oportuno para recogerlas y llevárselas; si aun con eso no nos quedamos tranquilos lo mejor es marcharnos y volver pasado este tiempo, si las crías siguen ahí entonces podremos recogerlas (tomando las medidas higiénicas necesarias) y acudiremos a un veterinario.
Esta “acción de piedad” puede ser un arma de doble filo, por un lado es probable que estos animales (si son demasiado jóvenes) queden “importados” (explicaremos este término más adelante) y queden en un estado de “tierra de nadie” al no poder ser liberados ni domesticados, convirtiéndose su vida en un cúmulo de estrés. Y, por el otro lado, un animal salvaje obligado a vivir en cautividad puede morir debido al mismo estrés.
CONCLUSIÓN
La rata doméstica y la salvaje tienen muchísimas semejanzas pero sus diferencias son enormes, sobre todo en el tema de la salud. No debemos olvidar que una rata nacida en cautividad y criada correctamente, que se encuentra en buen estado de salud, no puede contagiarnos nada, pero esto no es así en las salvajes, por lo que debemos tener muchísimas precauciones y no correr riesgos innecesarios.
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Comentarios
Buena información
Por:Patrii En 01/06/2024Alguna vez me he preguntado qué hacer si me encuentro una ratita en apuros por la calle, ahora sé qué hacer
Gracias x el artículo
Por:José Antonio En 01/06/2024Gracias x ste artículo, me ha gustado muxo y me parece muy útil. En los grupos de ratas de mi país siempre preguntan si se pueden adoptar las de la calle, está claro k no.